Totopo y fin de año en Juchitán

Para Carmen Aristegui, con admiración y solidaridad. Hablar de Juchitán, Oaxaca, es referirse a las mayordomías, llamadas velas, a Francisco Toledo, al idioma zapoteco, en que se comunica el 90 por ciento de sus habitantes, a los totopos, esas tostadas con hoyitos que sólo existen ahí y en los otros municipios que conforman el Istmo de Tehuantepec, entre otras muchas cosas que forman parte de su cultura. Pero según pude constatar, en mi reciente estancia a finales de año, el nombre de “totopo” lo tiene también una radio comunitaria, que subsiste, como todas, de manera independiente en esa ciudad calurosa. La sede de esta estación, echada a andar con el esfuerzo de unas cuantas personas interesadas en difundir la cultura zapoteca, se encuentra ubicada en la 7». Sección, una de las más populosas de Juchitán; su cabina de transmisión está ubicada en una casa sencilla que rentan para tal propósito. Uno de los programas de Radio Totopo es Los poemas de la poesía, que conduce el pintor Delfino Marcial Cerqueda, quien nos convocó a Gerardo Pérez Muñoz, jefe de la Unidad Puebla de Culturas Populares, la poeta Judith Santopietro y a quien esto escribe, aprovechando que estábamos de visita en esa ciudad para asistir a la boda del hijo de otro pintor juchiteco, Francisco Javier Santiago Regalado alias Puga. En el programa, Gerardo y una servidora hicimos alusión a lo que cada quien realiza en la promoción cultural en la Angelópolis, con la que varios pintores istmeños han tenido contacto en otras épocas a través de la Universidad Autónoma de Puebla. Ese mismo día, por la tarde, Radio Totopo inauguró una exposición pictórica en una pequeña sala acondicionada como galería sus instalaciones. Sorteando las dificultades como otras estaciones de radio de su tipo –como las ha tenido Radio AMLO aquí en Puebla, Radio Totopo lleva cerca de un año subsistiendo de la tenacidad de sus integrantes y de la solidaridad y buena voluntad de sus simpatizantes y radioescuchas.Lo que es sorprendente es la gran actividad cultural que sigue teniendo Juchitán, una ciudad que calculo tendrá unos 150 mil habitantes, tanto a través de su Casa de Cultura –una de las primeras en la República–, como de manera independiente.El propio Delfino Marcial Cerqueda abrió una pequeña galería en su casa, denominada La Cohetera, en donde exhibe obra de pintores locales y de su estado y tiene previsto ahí mismo armar un cineclub. Al igual que de pintores, Juchitán también es tierra de poetas y de cantautores. Tuve ocasión de saludar a la poeta Irma Pineda y ver de lejos a Natalia Toledo en el Bar Jardín, donde pude escuchar a Gustavo López y otros cantores, y lamentar con ellos la muerte reciente de Heberto Rasgado, hijo de Chuy Rasgado, autor de la canción Naila, que se ha hecho famosa.La edición de libros también es una actividad constante en la región. Puedo citar Hagamos una pinta al cielo, que recopila la obra del poeta Alejandro Cruz, militante de la COCEI asesinado en 1987, un libro de poemas de Irma Pineda y otro que recoge comentarios críticos a la obra pictórica de Cerqueda.Tema aparte serían las bodas juchitecas y las velas o mayordomías, que despliegan alegría, tradición y colorido, con los huipiles y enaguas de las “tecas”, pero valgan las breves líneas anteriores para mostrar la admiración y cariño que quien esto escribe tiene por los Bini zaa, u hombres (y mujeres) de las nubes. La Jornada de Oriente - Puebla Martes, 15 de enero de 2008 Amelia Domínguez